Los peligros de las noches de St Pauli en Hamburgo

Situado al este de la ciudad, cerca del puerto, la zona de St Pauli, se ha convertido en la segunda atracción turística de la ciudad de Hamburgo. La vía principal es la Reeperbahn que quiere decir Calle de la Soga porque allí se producían todas sogas para el puerto. Actualmente es una calle de 800 metros de largo con luces brillantes, repletas de bares que ofrecen entretenimiento de tipo erótico, y es el área en donde en el siglo XIX se alentó la circulación de los marineros que buscaban entretenimiento, para alejarlos de otras áreas de la ciudad. En una de las vías paralelas, en la Herbertstrasse, las prostitutas se muestran tras escaparates tal como sucede en el barrio de las tentaciones de Amsterdam. Pero en esta calle de Hamburgo está prohibida la entrada de mujeres y menores de edad.

Actualmente la Reeperbahn de Hamburgo es la calle que más sex-shops, cabarettes y sitios de striptease tiene de toda Europa. Sin embargo, Reeperbahn no cuenta solo con cabarets y burdeles. También abundan los bares, pubs y discotecas sin sexo por medio, especialmente animados cuando cae el sol y buena parte de la noche, además esta parte de la ciudad es sagrada para los fanáticos de Los Beatles, quienes pasaron buena parte de los ’60 en esta ciudad. Los cuatro integrantes de la banda solían frecuentar el Star Club (ubicado en Grosse Freiheit 39), que permanece cerrado hace tiempo, aunque el edificio sigue en pie. El grupo también era habitué del Kaiserkeller en Grosse Freiheit 36, que sigue abierto hoy en día.

A pesar de lo que parece la zona no es tan sórdida como suena, una comisaría de policía se encarga de poner un poco de orden y el turismo que por allí pasa es más de curiosos que “depravados” sexuales.

Si os animáis a visitar la zona, os cuento nuestra experiencia (aunque no salimos muy bien parados, así que luego no se lo contéis a nadie).

Si vas a Paris tienes que visitar el Louvre, si vas a Londres la National Gallery, entonces, por no decir que habíamos estado en el barrio rojo de Hamburgo y no habíamos entrado ni en un sex shop, un amigo y yo decidimos entrar en uno por cumplir el expediente. No siendo aficionados al sexo de pago, ni necesitados de ello (quizá más bien lo primero que lo segundo) , para no complicarnos la vida, elegimos lo que creíamos que eran unas cabinas individuales donde echabas un par de marcos y tras una cristalera una señorita hacía un striptease. En la puerta del garito un animador decía (traducción libre del alemán) algo así como “Ummm Lulu, ummm que curvas tiene Lulu, ummm no se pierdan a Lulu, por sólo dos marcos Lulu hará realidad tus fantasías …”

En fin echamos nuestros dos marcos y entramos cada uno por una puerta y …

… entramos los dos en la misma sala, ni separación entre los dos, ni cristal “ni na, de na” Sólo hay un pequeño escenario y un taburete vacío y los dos allí más solos que la una. Pasa un buen rato y no aperece nadie. Total que salimos y le preguntamos al animador de la puerta “Tronco, dónde está Lulu?” “Entrad, entrad que ahora sale” nos responde …

 …volvemos a entrar, pasa otro rato y aparece una chica en bata. Nos pega una charla en perfecto alemán. Le decimos que no la entendemos, que en inglés, español, italiano, francés … Pues no alemán o alemán. “Bueno, Lulu, pues nada haz lo que tu quieras, chata.”…

… Ante nuestra indiferencia la chica sale y habla con el animador. Supongo que la conversación fue algo así: “Estos panolis, Cuánto han pagado?” “Dos marcos de mierda cada uno” “Y por dos marcos, creen que me voy a despelotar, no jodas. Dos marcos es lo que cuesta que se abra la puerta”. “Además se lo he dicho muy clarito, que por diez marcos enseño un pechito, por veinte marcos me quedo en tanga … y los dos panolis pasan de mi!!!” …

…Mientras tanto mi amigo y yo, allí, como dos gilip…. La chica vuelve a entrar nos cuenta otra historia en alemán, nos encogemos de hombros, baila como unos treinta segundos al lado del taburete, no se quita ni la bata, nos dice “Tchuss, auf wierdersehen” y desaparece detrás de una cortina.

Y aquí acaba la historia sexuuuaaarrrr de dos panolis en la Reeperbahn.