Dicen que uno nunca es profeta en su tierra y debe ser así porque uno había probado las fabes en Asturias, la paella en Valencia, el salmorejo en Cordoba, el botillo en León, … pero nunca había ido a uno de los restaurantes madrileños especializados en Cocido.
No es que no haya comido cocido nunca fuera de casa, los que seáis de Madrid y comáis con frecuencia fuera de casa sabréis que en casi todos los restaurantes de menú al mediodía, los jueves es el día de la paella y los miércoles el del cocido.
Pero la fama del cocido madrileño se lo llevan tres locales: El cocido de lujo en Lhardy, el cocido de cantidad en Malacatín y por relación calidad-precio la Taberna la Bola
DIRECCION.-
Calle la Bola, 5
Teléfono 915 476 930
HORARIO.-
El horario del establecimiento es de 13 a 16 hrs por las mañanas y de 20:30 a 23:00 por las noches y cierran los domingos por la noche.
TIPO DE COCINA.-
En su fogón de ascuas de carbón de encina -uno de los pocos que aún perduran en Madrid- se prepara a fuego lento todos los días cientos de raciones de su afamado cocido, servido en puchero de barro individual y de manera muy particular con el sabor de la tradición.
Hay más platos en su carta, pero no nos engañemos, aquí se viene a tomar cocido.
AMBIENTE Y DECORACION.-
Se trata de una taberna centenaria, tradicional y castiza con sabor a tiempos pasados situada en la zona de influencia del Palacio Real, en un lugar muy céntrico de Madrid, a pocos metros del Senado y del Convento de la Encarnación.
Tres salones independientes, mesas bastante juntas, paredes forradas de madera, fotos de famosos que han visitado el local. Mobiliario y decoración son propios de principio del siglo pasado.
En las diferentes salas hay cabida para varias decenas de mesas, todas ellas vestidas de manera tradicional con manteles y servilletas blancos y platos de porcelana lisos.
Justo en la entrada encontramos una pequeña barra a mano derecha en la que poder tomar una caña a la espera de tener mesa libre. El primer salón es algo más pequeño, el segundo es el más grande y quizá algo más elegante, el tercero es algo más descuidado y reservado para cuando se llenan los dos primeros o para los que acuden sin reserva, como fue mi caso.
Reservar es altamente recomendable ya que esta taberna sale en todas las guías turísticas por lo que suele estar abarrotada de extranjeros dispuestos a catar el “Typical Madrilenian Cocido”. Yo fui sin reserva entre semana y conseguí mesa sin problema, pero el sitio estaba bastante lleno. Para comer con reserva hay dos turnos a las 13.30h y a las 15.30h, el primer turno te garantiza la puntualidad, mientras que el segundo puede costarte una pequeña espera, pero te da tranquilidad en la sobremesa.
En cuanto a las cenas, no se qué tal funciona en cuanto al aforo. Personalmente meterme un cocido para cenar me parece una proeza reservada solo a los turistas capaces de merendar paella o desayunar sangría.
HISTORIA DEL RESTAURANTE.-
La asturiana Cándida Santos fundó en 1870 esta taberna en un local donde se encontraba una botillería, desde sus inicios, se hizo famoso por su cocido (que era el preferido de la familia real). Seis generaciones después, los herederos siguen regentando este local que está situado en un rojo esquinazo de la calle que le da nombre.
Se cuenta que cuando empezaron hacían cocidos de diferentes precios según los ingredientes con que se hacían , así pues había un cocido de 1 peseta ( sin gallina ) para los estudiantes , de 1,25 ( con gallina ) para los obreros y de dos pesetas ( completo ) para los más pudientes.
HISTORIA DEL COCIDO MADRILEÑO.-
El Cocido es el plato típico de Madrid. Se ha extendido por todo el mundo dando nombre a otros cocidos que están igual de buenos, pero no son iguales. No existe un cocido madrileño único y estandarizado, lo que sí que existen son algunas reglas básicas. En teoría, el cocido madrileño consta de tres “vuelcos” o servicios:
1.- El de la sopa.
2.- El de los garbanzos, las patatas y las verduras.
3.- El de las carnes, conocido también por “el de las viandas”.
En la práctica garbanzos y viandas suelen juntarse en el mismo vuelco.
Siempre hay que servirlos en la mesa por separado y que cada comensal se sirva a su gusto.
El garbanzo fue traído a la península ibérica por los fenicios. Despreciado por los romanos, permaneció un tanto olvidado hasta que con la llegada de los judíos llegó un plato típico de ellos la “adafina”. Muchos historiadores creen que es el antecedente más antiguo del cocido madrileño. En ella también había tres vuelcos. Pero faltaban las viandas con origen en el cerdo (ya que la religión judía no permitía su consumo). Lo añadieron los cristianos y el plato mejoro notablemente. Otros historiadores creen que el origen del cocido madrileño está en el “puchero de Santa Ana” o en la “olla podrida”.
SERVICIO.-
Son lo que yo llamo de “la vieja escuela”, pantalón negro, camisa blanca, chaleco y pajarita. Curtidos en mil y una batallas. Correctos, serviciales y educados. Quizá el hecho de que una abrumadora mayoría de clientes tomen lo mismo, les hace que pequen en dar por hecho la comanda:
“El caballero tomará; Cocido, vino de la casa, buñuelos de manzana y café, ¿verdad?”
A LA CARTA.-
La carta no es demasiado extensa ya que un 90% de los comensales viene a probar el cocido.
La especialidad es por supuesto el Cocido, aunque también presumen de preparar unos excelentes callos y cordero al horno.
Entre los entrantes, destacan los revueltos y las ensaladas. Hay un pequeño surtido de pescados y mariscos y algo de carne, solomillo, chuletillas, …
Curioso es el “arroz a la madrileña”, preparado con los ingredientes del cocido.
Al que le queda hueco para el postre le recomiendan los buñuelos de manzana con helado.
Ojo, no tiene carta de vinos, debes fiarte de la recomendación del camarero y aquí es donde te la clavan.
Importante: No admiten pago con tarjeta.
MENU DE MEDIODIA.-
Hay una opción de menú al mediodía a 23 euros consistente en sopa de cocido, ropa vieja, pan, bebida y postre.
¿Qué es la ropa vieja? Pues la carne de los cocidos del día anterior.
LO QUE QUE COMI.-
Por supuesto, si lo visitas por primera vez, el cocido es inexcusable.
La peculiaridad de este local es que el cocido se prepara en ollas de barro individuales y se sirve en dos vuelcos. Primero te sirven un plato sólo con los fideos sobre el que vuelcan el caldo del cocido. Aunque te avisan para que no empieces a comerte los fideos antes de que sirvan la sopa, como una gran parte de los clientes no son castellanoparlantes, a la que el camarero se da la vuelta para coger la olla, el “guiri” ya se ha zampado la mitad de los fideos a palo seco. La sopa es sabrosa quizá un poco grasienta, los fideos son extrafinos.
De acompañamiento con la sopa hay un plato con guindillas, cebolletas y tomate natural triturado.
Finalizada la sopa, viene el segundo vuelco: los garbanzos, carne de morcillo, gallina, tocino, hueso de jamón y chorizo. En plato a parte el camarero ofrece repollo.
Lo más abundante, además de los garbanzos, es el morcillo. La gallina, prima hermana de la gallina turuleta, está un poco escuchimizada, el hueso de jamón es, eso un hueso, sin nada de jamón, el tocino da sabor, pero no se come y el chorizo es más bien escasito.
La ración es correcta en cuanto a su tamaño, pero no como para lanzar un órdago como el que ofrece el restaurante Malacatín. “Si es usted capaz de comerse toda la ración de cocido, no le cobramos”.
Un detalle, aunque las raciones viene en ollas individuales, cuando el camarero sirve el primer vuelco, deja las ollas en una mesa auxiliar junto a las ollas de otras mesas de forma que es posible que tomes el caldo de una olla y el “condumio” de otra olla distinta.
Para beber pedí vino de la casa con gaseosa. Media frasca de un vino malo, pero malo, malo, malo, de los que hay que mezclar con gaseosa porque son imbebibles, siete euros más tres euros de la gaseosa.
En cuanto al precio: ración de cocido 18 euros, servicio de pan 1,60 euros, más vino de la casa. Total 25 euros por comensal, sin postre ni café.
VALORACION FJREDONDO.-
Un poco decepcionante, la presentación original, pero mi paladar no es capaz de distinguir entre un cocido hecho a fuego lento y un cocido de olla express, aunque los puristas me corran a gorrazos, creo que el secreto está más en los ingredientes que en el tiempo que pase en el fuego. En cuanto al acompañamiento de los garbanzos, mucha carne de morcillo, pero escaso de lo demás. La presentación original en las ollas de barro individuales. El servicio correcto. El precio, ajustado para el cocido, pero caro para lo demás, entrantes, pan, bebidas, postres, …
Le doy 6 sobre 10.
Hola
Yo soy cliente habitual de este restaurante y me parece que algunos de sus comentarios son poco acertados.
Con respecto a la carta de vinos por supuesto que la tenemos, y es bastante amplia y a precios competitivos. El vino de la casa es un rioja joven con una calidad precio muy buena y es el que se sirve en las medias botellas, si usted lo mezcla con casera quizá no entienda mucho de vinos, a la gente que le gusta el vino no lo mezcla con otras cosas, en todo caso deberia haber pedido una carta de vinos o que le recomendaran otro vino que fuera mas de su gusto.
La gallina y el hueso de jamon principalmente son para dar sabor al guiso. El tocino, lástima que no lo comiera, porque esta exquisito. Le recominedo que pruebe tambien los callos y el cordero, porque son otros de los dos platos que merece la pena recomendar.
Es una pena que no sepa diferenciar un cocido hecho en barro y carbón, de uno hecho en olla express, a lo mejor por eso no ha apreciado este plato.
No obstante, si lo que le gusta es ir a ponerse morado y comer hasta que no pueda mas, es mejor que vaya a otros establecimientos que se caracterizan mas por la cantidad que por la calidad.
De todos modos, me parece que ha escrito usted una referencia muy completa aunque no del todo exacta, sobre La Bola y el cocido.