¿Puede haber algo peor que madrugar un lunes después de un bonito fin de semana para ir a trabajar?
Pues sí, que un coche se estampe contra el autobús que te lleva al curro.
Para tranquilidad de mis lectores, no hubo heridos de gravedad y yo sólo fui testigo y sufridor del tremendo atasco que ocasionó.