Munich es mucho más que la Oktoberfest: Algunos consejos

Un buen destino para una escapada de tres o cuatro días es Múnich, la tercera ciudad más importante de Alemania tras Berlín y Frankfurt. Aunque lo más conocido de esta ciudad es su multitudinaria fiesta de la cerveza Oktoberfest, y su equipo de fútbol, Munich es un lugar con los suficientes encantos como para incluirla en una ruta por Centroeuropa o planear una visita en exclusiva como en mi caso. Aquí van algunos consejos prácticos para viajeros:

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TRANSPORTE DESDE EL AEROPUERTO.-

Aunque hay un autobús que conecta con el centro y que lleva hasta la estación central de trenes, la forma más sencilla de ir a la ciudad desde el aeropuerto es el tren. Hay dos líneas (S1 y S8) que llevan al centro, una vía este y otra vía oeste. Si vais al centro es indiferente coger una u otra. El viaje dura unos 45 minutos y cada diez minutos pasa un tren. Se puede comprar un billete individual, pero a partir de dos personas sale más rentable comprar un billete de grupo. Mi recomendación es que optéis por el “Airport City Day Ticket” que es válido durante 24 horas en todos los transportes de Munich por lo que después os valdrá para tomar el metro, bus o tranvía. Se compra en las máquinas expendedoras y se puede pagar con tarjeta.

 

TRANSPORTE PUBLICO.-

Para una visita corta, si no queréis complicaos la vida, es aconsejable comprar un abono de tres días, que además se puede adquirir para grupos de hasta cinco personas, pero que con ser dos ya sale rentable. Es la denominada Partner-Tageskarten, la cual cuesta 23,70 euros en total (precio del 2013) y permite usar todos los transportes públicos integrados en la zona interior de Múnich (Innenraum). Hay otros billetes similares para una sola persona, para mayor cobertura,  para trayectos cortos, … Un poco lío, aunque las instrucciones de las máquinas expendedoras pueden seleccionarse en español.

 

TOP 10 VISITAS.-

1. La Marienplatz, corazón de la ciudad y símbolo de Múnich . Allí  se encuentra el carrillón del Glockenspiel , que data de finales del siglo XIX como el mismo Ayuntamiento en cuya torre se enclava. Cada día, a las 11, a las 12 del mediodía y a las 17 horas (en verano), salen varias figuras representando la boda entre Guillermo V de Baviera y Renata de Lorena, así como la Danza de los toneleros para deleite de los turistas. El show se hace un pelín largo, pero hay que verlo.

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2. El Viktualienmarkt o mercado central  donde se puede comprar productos alimenticios o artesanía y además comer o tomar una cerveza en su  animado Biergarten.  Si os gusta llevaros algo de gastronomía típica a casa este es el lugar y aunque no hagáis compras, tomar una cerveza aquí entre turistas y bávaros con el traje típico puede ser entretenido.

 

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3. La Hofbräuhaus  el sueño de todo hostelero, una megacervecería con capacidad para más de mil personas y siempre abarrotada. Tiene varias salas independientes. La planta baja es la más concurrida y ruidosa con su espectacular decoración del techo. Aunque también es enorme, es algo más tranquila la sala de la última planta (Festsaal). Se puede cenar o tomar sólo una cerveza y no es caro. Aquí por defecto la cerveza es servida en jarras de litro. Hay espectáculo de música y baile tradicional. Tiene su componente histórico ya que aquí es donde Hitler comenzó su carrera como orador ante las masas.

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4. El Englischer Garten. Es el equivalente en Munich al Central Park neoyorquino o al madrileño Parque del Retiro. Cuando el tiempo lo permite el paseo es muy agradable. Dentro del parque hay varios biergarten el mayor de los cuales está junto a la Torre China y los fines de semana suele estar a tope de gente tomando una cerveza y algo de comer. Funciona como autoservicio y puedes traer tu propia comida. Un aviso, por la jarra de cerveza cobran una fianza de 50 céntimos que te devuelven cuando la retornas, aunque hay gente que por ese precio se la lleva a casa, pero eso está muy feo.

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5. Muy popular es la ola artificial del río Isar junto a donde suelen encontrarse surferos urbanos. Está junto a la Haus der Kunst, tampoco es nada del otro mundo pero quedan fotos chulas de los surferos.

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6. La Frauenkirche  o catedral de Múnich, con sus cúpulas en forma de cebolla.  Es el otro símbolo de la ciudad junto a la Marienplatz. Su interior se encuentra completamente reformado, como mucho de los sitios históricos de Múnich, ya que fue destruido durante los bombardeos de la segunda guerra mundial.

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7. Del resto de iglesias yo destacaría la iglesia jesuita de Sankt Michael, la más grande de Múnich después de la catedral situada muy cerca de la ésta. La iglesia barroca de Theatinerkirche, para mi la más bonita por fuera, y por último la más recargada, la rococó Asamkirche cuya sencilla fachada no deja adivinar la rica decoración interior, recargada hasta decir basta.

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8. La zona de los museos. Para los que no puedan pasar sin visitar un museo, Múnich se lo pone fácil porque todos los museos están en la misma zona. Hay dos de pintura, uno de obras anteriores al siglo XX (Altes Pinakothek) y otro de pintura de este siglo y del siglo XX (Neues Pinakothek). También hay un museo dedicado a la arquitectura (Glyptothek).

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9. La Residenz. Hogar de la dinastía regente en Babiera los Wittelsbach  hasta principios del siglo XX. Por fuera es un edificio insulso, pero merece la pena visitarla por dentro, aunque tras la guerra se perdiesen muchos de los objetos y tesoros que albergaba. Lo más destacado es la sala Antiquarium que es la primera que se visita , la sala barroca más grande de este lado de los Alpes, o el Teatro de Cuvilliés, algo más complicado de visitar porque tiene un horario bastante restringido.  La visita es larga y la sucesión de habitaciones pone a prueba la paciencia de los no especialistas en arquitectura. Se puede incluir en la visita la cámara de los tesoros, donde se guardan las joyas de los Wittelsbach .

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10. El Palacio de Nymphenburg. Está un poco alejado por lo que si tenéis pocos días es prescindible. Se trata de un palacio formado por varios edificios que incluye además del palacio en si, que se encuentra en el edificio central, varios museos de los que no visitarías si estuviesen en tu ciudad tales como el museo de carruajes o el de porcelanas. Sí que merece la pena darse una vuelta por los jardines donde se pueden visitar algunos pabellones curiosos o una pequeña ermita decorada con conchas y corales. Lo más interesante es la primera sala del edificio central y la Shönheitgallerie, una habitación decorada con los retratos de los pibones de la época seleccionado por Luis II.

 

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LAS MEJORES VISTAS.-

Existen varios miradores, pero con mucho, no hay que perderse el de la torre de San Pedro (Altes Peter), la mejor vista aérea desde el centro de la ciudad, con el único pero de sus 300 y pico escalones hasta la cima. Desde aquí la panorámica de la Marientplatz es excepcional.

También la torre del nuevo ayuntamiento permite admirar a ciudad desde lo alto, con la ventaja de que se sube en ascensor, pero personalmente me gusta más la anterior.

Hay un tercer mirador al que no merece la pena subir salvo que os encontréis en la Octoberfest. Se encuentra en la cabeza de la estatua de Babaria que esta en la Teresenwiese, la pradera donde se celebra esta fiesta cervecera. Las vistas desde aquí no son nada del otro mundo cuando la pradera está vacía.

 

 

COMPRAS.-

La zona comercial es la calle que lleva desde la Karlstor hasta Marienplatz, la Neuhauser Strasse. Para comprar salchichas, embutidos o productos delicatesen podéis visitar el Virtualmarkt o la tienda de gastronomía de los grandes almacenes Kaufhaus. En las tiendas de souvenir lo típico son las jarras de cerveza y los relojes de cuco. Muy curiosa (al menos para mi) son las grandes tiendas de ropa regional donde venden los pantalones típicos (lederhosen) y los vestidos bávaros además de complementos.

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GASTRONOMÍA.-

Imprescindible es probar la Weisswurst, la salchicha muniquesa por excelencia, blanca y se sirve cocida acompañada de mostaza dulce, un Brezel y, por qué no, una Weissbier. Ojo, hay que pelar la salchicha antes de comerla para no quedar como un guiri.

Otros platos que están en todas las cartas de restaurantes de cocina bávara son el Leberkäs (una especie de loncha de salchicha gigante, una mezcla de ternera y cerdo que se toma en gruesos filetes), los Leberknödel (una especie de enormes albóndigas que se suelen tomar con mucha salsa), la Obatzta (una bola como de helado hecha con una mezcla de mantequilla, cebolla, hierbas y queso camembert) o cualquiera de las ensaladas (preferentemente de patata, llamada kartoffelsalat) con que se suelen acompañar estos platos. El otro imprescindible es el Schweineshaxn (codillo).

Ojo la col fermentada que se sirve en muchos platos aquí se llama sauerkraut, si pedís chucrut no os van a entender.

De postre, nunca falta el Apfelstrudel servido con natillas calientes.

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BIERGARTENS.-

Los meses de primavera-verano funcionan múltiples biergartens repartidos por toda la ciudad. Son cervecerías al aire libre en los cuales podéis incluso llevar vuestra propia comida siempre que la bebida la compréis allí. Suelen ser mesas grandes donde se sienta junta la gente sin necesidad de conocerse, ideal para hacer amigos.  Funcionan como autoservicio, así que no esperéis al camarero porque la bebida hay que ir a buscarla uno mismo a la barra.

Biergartens hay muchos, pero yo recomendaría visitar al menos tres:

 

– El situado en los Jardines Ingleses junto a la Chinesischer Turm; es el más grande de Múnich (7.000 asientos). En sí mismo es todo un espectáculo: miles de personas con sus bandejas de comida y bebida van de un lado a otro buscando algún pequeño hueco para sentarse en cualquiera de las mesas. Si el tiempo acompaña, puede llegar a ser complicado encontrar sitio. Los domingos hay música en directo desde la primera planta de la torre.

-El  más céntrico es el Augustiner Keller. Alrededor de 5.000 asientos, está situado en uno de los locales más antiguos y atractivos de Múnich. Está en pleno centro, en el núm. 27 de la comercial Neuhauser Strasse., una de las calles que termina en la Marienplatz.

-El situado en plena Viktualienmarkt, la plaza más concurrida de Múnich, que además alberga el mercado central de la ciudad.

 

Casi toda la cerveza de Munich tiene su origen en las distintas congregaciones de monjes que vivían en la zona (de hecho Múnich deriva de la palabra “Monje”). Así, tenemos Franziskaner (hecha por los franciscanos), Agustiner (hecha por los Agustinos, Paulaner… etc

 

Hay tres tipos de cerveza: rubia (helles), oscura (dukel) o de trigo (weissbier). No pidáis “ein bier”, pedir el tipo que queráis, “einmal helles”, “einmal dunkle” …

 

El tamaño, por defecto, es el medio litro. De hecho es complicado encontrar medidas más pequeñas. Excepción, en la Hofbräuhaus donde por defecto te cascan un “mass”, la jarra de litro. Ojo, para no quedar como un guiri, no se agarra del asa sino que se mete la mano a través de esta y se apoya la palma en el cristal de la jarra, como abrazándola y Prost!

 

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