Sitio NO recomendado por fjredondo.
Normalmente cuando escribo mi opinión sobre uno de esos “restaurantes de ocasiones especiales” valoro tanto su cocina como otros aspectos distintos en ocasiones tan importantes o más que su oferta gastronómica. Es por ello que voy a aplicar mi decálogo a el Restaurante La Gastroteca de Santiago a pesar de no haber podido comer en él teniendo reserva confirmada por escrito, habiendo acudido puntual al local y habiendome sentado a la mesa. ¿Cómo es posible esto? Vayamos por partes, primero el decálogo y después mi experiencia personal.
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1. Admita reservas.
Este restaurante incumple este precepto.
En teorÃa se puede reservar tanto por teléfono ( 91 548 07 07) como vÃa mail desde la web del restaurante (http://www.lagastrotecadesantiago.es/gastroteca.html). Ahora bien por mi experiencia personal si tenéis mucho interés en comer aquÃ, llevad un notario que de fe que habéis efectuado una reserva porque, en caso contrario, pueden perfectamente negar que la habéis hecho.
2. No tenga turnos.
Desconozco si los tiene. Mi impresión es que su lema es “tu reserva a la hora que quieras que yo dispondré de las mesas como me venga en gana”.
3. Suficiente espacio entre mesa y mesa.
Este restaurante incumple este precepto.
Dispone tan solo de seis mesas, de diseño único, para 18 comensales. El espacio entre mesa y mesa no es demasiado amplio, pero admite grupos grandes por lo que puede ser bastante ruidoso si compartes sala con una reunión de amigos numerosa.
4. Zona de no fumadores.
Este restaurante incumple este precepto.
Ya he reiterado en muchas ocasiones que un ambiente cargado de humo estropea por completo las sensaciones que una buena comida pueda producirme. Pues bien, este local no dispone de zona para no fumadores.
5. Equilibrio formal-informal en el servicio de sala.
Ambiente más bien informal. Mi experiencia fue de falta de educación y consideración cuando cometen un error. Esto es una valoración subjetiva, asà que no la tengáis demasiado en cuenta, o sÃ.
6. Cocina elaborada y Presentación de los platos.
En cuanto a su cocina, el socio y chef Juan Carlos Ramos la define como “cocina de mercado”, con una carta cambiante que garantiza variedades de temporada. La carta es reducida y la podéis leer en una pizarra situada en una de las paredes del local.
A la calidad, cantidad y presentación debo concederle el beneficio de la duda porque no pude probarla.
En cuanto a la bodega, disponen de una gran selección de vinos, con más de 350 referencias nacionales y extranjeras, especializados en vinos de la Borgoña y la Champagne (Francia), asesora el socio y sumiller Xavier Saludes Prada.
7. Cuidada decoración.
La Gastroteca de Santiago presenta una decoración sencilla y moderna, paredes granates y con grandes ventanales con vistas a la plaza de Santiago. Las mesas son todas iguales y puede tocarte junto a la cocina o junto a las ventanas en plan escaparate.
Destaca su cocina “semiabierta” donde se trabaja a la vista de los comensales.
8. Menú degustación además de comer a la carta.
Por lo que he leÃdo hubo un tiempo en que ofrecÃa dos opciones de menú, una larga de quince platos y otra reducida de ocho platos, opciones adecuadas a su condición de gastroteca, muy al estilo de los largos menús que prepara Ferrán Adriá en el Bulli o Paco Roncero en la Terraza del Casino. En la actualidad sirven un menú degustación pero parece desde luego una opción marginal además de un precio elevado para lo que ofrece (60 euros sin bebida ó 80 euros con maridaje de vinos).
En su web habla de menús especiales para grupos o por encargo, además de un menú degustación de cinco platos (raciones reducidas).
9. Precio no desorbitado.
Este restaurante incumple este precepto.
Comer a la carta, teniendo en cuenta que los primeros platos oscilan en torno a los 20- 24 euros y los segundos en torno a los 25-30 euros, postres 6 -9 euros, servicio 2,5 euros, con una botella de vino de unos 20-25 euros, se pone en unos 70-80 euros por cabeza aproximadamente.
El menú degustación de cinco platos son 60 euros (bebida a parte).
El menú maridado, 80 euros.
10. Accesible en transporte públicoSituado en una zona peatonal cercana a la plaza de Opera, a unos metros del Palacio Real.
EXPERIENCIA PERSONAL.-
Suelo ser bastante cuidadoso en la selección del restaurante para celebrar mi cumpleaños, leo las crÃticas y valoraciones de otros usuarios, lo visito con anterioridad, hablo o escribo algún mail al local con mis dudas, … en fin casi rozando lo pesado.
En esta ocasión mi decisión vino determinada por mi asistencia a la opera en el Teatro Real ese mismo dÃa que me condicionaba a buscar un restaurante próximo a esa zona y en el que se pudiese reservar a partir de las 23.00 horas.
A pesar de que La Gastroteca de Santiago incumplÃa alguno de los preceptos de mi decálogo y a pesar de haber leÃdo alguna opinión negativa del local, me decidà efectuar mi reserva en él.
A ello ayudo un entusiasta artÃculo del New York Times que debe haber surtido su efecto porque el local estaba ocupado por un ruidoso grupo de angloparlantes y también me llamó la atención que fuese el sitio elegido por el tenor Juan Diego Flórez (el Pavarotti del siglo XXI, como le califican) para almorzar el dÃa de su concierto en Madrid.
Solicité información por mail sobre su disponibilidad de horarios para compatibilizarlo con la ópera , menús degustación, y finalmente reservé mesa. Reserva que me fue confirmada en un mail.
Pues bien, el dÃa en cuestión tras concluir la representación en el Teatro Real, acudo puntual a mi reserva y …
“Buenas noches, tenÃa una reserva a nombre de fjredondo”
“Ah, si ustedes son los que venÃan del Teatro Real, acompañeme a su mesa. En esa pizarra pueden ver nuestra carta del dÃa. Creo que habÃan preguntado por nuestro menú degustación, ¿verdad?”
Caray, pienso ingenuo de mi, que detallista. Recuerda los datos de mis mails.
Nos sentamos en nuestra mesa, mientras el maitre sirve a un ruidoso grupo de ingleses que ocupan el resto de mesas del local, hacemos nuestra elección de la carta y esperamos a que vengan a tomarnos la comanda.
Al cabo de unos diez minutos aparece una pareja en el restaurante. Hablan con el maitre y este vuelve a nuestra mesa y me indica que, o bien, yo no tenÃa reserva alguna y me habÃa aprovechado de su ingenuidad al no comprobar mi nombre en la lista de reservas del dÃa (o sea que era un caradura), o bien, habÃa realizado la reserva en otro local y por error acudido al suyo (o sea era un estúpido).
Le indico que el error es suyo, que puede comprobar mi reserva si conserva sus mails, pero me indica que no que nadie sabe nada de mi mail y que me vaya levantando.
Incrédulo le indico mi malestar por la situación, entra en la cocina a hablar con el chef y dueño (el cual no se molesta ni en salir) y me ofrece como alternativa sentarme en una pequeña mesa auxiliar y que me apañe allà apretadito y si acaso de postre me dan un chupito de cortesÃa y si no que puerta.
Como en cualquier caso ya hubiese cenado de mal humor y de mala gana decido abandonar el restaurante, quejarme y le solicito una dirección de mail para enviarle la prueba de que el error era suyo.
Al dÃa siguiente les escribo , para mi sorpresa compruebo que la dirección de mail que me habÃa proporcionado era falsa. (afortunadamente tengo otras dos direcciones más a las que he enviado copia). A fecha de hoy, ni una disculpa, ni un reconocimiento de su error.
MI RECOMENDACION: LA GASTROTECA DE SANTIAGO SITIO A EVITAR.
RECONOCIMIENTO DE NUESTRO ERROR EN LA RESERVA HECHA POR EL SEÑOR FJREDONDO PARA CENAR EL SÃBADO 20 DE JUNIO DE 2009 EN NUESTRO RESTAURANTE, LA GASTROTECA DE SANTIAGO.
Consideramos de primer orden y de enorme importancia ante todo, ofrecerle nuestras sincerÃsimas disculpas por el desagradable incidente ocurrido en nuestro restaurante debido a una evitable, pero nunca malintencionada, confusión por nuestra parte: no haber plasmado en el libro de reservas fÃsico en el restaurante, su reserva hecha con antelación más que suficiente a través de nuestra página Web. Lamentamos mucho lo sucedido y reiteramos nuestra disposición para corregir el error en lo posible, ofreciéndole una invitación a comer o cenar en nuestro restaurante cuando guste.
RESPETANDO EL DERECHO A OPINAR DEL CLIENTE FJREDONDO, Y EJERCIENDO NOSOTROS EL MISMO DERECHO, QUEREMOS DAR TAMBIÉN NUESTRA OPINIÓN SOBRE ALGUNOS DE LOS PUNTOS ANALIZADOS EN SU TEXTO “ FJREDONDO. LA GASTROTECA DE SANTIAGOâ€:
1. “Admita reservasâ€
En La Gastroteca de Santiago si admitimos reservas, que son siempre válidas, en las que tratamos de complacer las peticiones de los clientes en cuanto a solicitud de mesas más próximas a las ventanas u otras por el estilo, dependiendo siempre de las condiciones de las reservas de cada dÃa. Pero en todo caso comentadas con el cliente en el momento de hacer su reserva.
El dÃa referido por el Sr Redondo, es cierto que habÃa un grupo de 15 personas, no fumadores, por cierto, quedando disponibles las mesas 3 y 5 con capacidad para cuatro comensales, (en sendas ventanas), y la mesa 4, de dos comensales, que en ese momento se usaba como supletoria por no encontrarse reservada y estar más próxima a la mesa del grupo en cuestión. Era cuestión de montarla en menos de cinco minutos.
2. “No tenga turnosâ€
Habitualmente no doblamos mesas, como se suele decir, a no ser que quede alguna libre en el tiempo comprendido de apertura de la cocina, y disponemos de ella si fuera necesario. No disponemos nunca de las mesas según nuestra conveniencia, se respeta siempre la reserva y no se le advierte al cliente que debe terminar porque a tal hora debemos disponer de la mesa. Eso nunca. Tampoco fue lo ocurrido con el Sr. Redondo. En su reserva hecha por vÃa e-mail no pide en ningún caso que fuera una mesa de cuatro comensales aun cuando ellos eran dos o que fuera una de las próximas a la ventana, por lo que la diferencia entre la mesa 3 y la ofrecida, era la ausencia de ventana y que era de dos comensales, lo normal en esos casos.
Debemos aclarar que esa noche del 20 de junio, la mesa situada en la ventana de la que hubo de levantarse el Sr Redondo y su acompañante, era la que habitualmente está en el puesto 6, una mesa rústica o tocinera, como se conoce habitualmente, y que muchas veces es pedida especialmente por algunos clientes, pero que en su caso es razón de crÃtica, cosa que respetamos, al tratarse de gustos particulares.
3. “Suficiente espacio entre mesasâ€
Disponemos, efectivamente, de 6 mesas hábiles. Tres con capacidad para 4 comensales, dos para dos comensales y la mesa tocinera que usamos hasta 3 comensales para no abarrotar el local innecesariamente. La noche del 20 de junio tenÃamos un grupo de 15 personas, que ha provocado algunas de las crÃticas a las que se refiere el Sr Redondo en este punto. Otra situación puntual, ya que los grupos no es lo habitual.
4.â€Zona de no fumadoresâ€
En La Gastroteca de Santiago se puede fumar. Muchos clientes, al llamar para hacer su reserva, preguntan al respecto, porque son fumadores o por lo contrario, y entonces toman la determinación de venir o no, según el peso que en sus prioridades le concedan a esta caracterÃsticas. En ningún caso el Sr Redondo puso como condición ninguno de estos aspectos para realizar su reservación. No obstante, esa noche a la que se refiere su texto, ninguno de los quince comensales era fumador. Sà lo era, únicamente esa noche, el señor de la mesa 5. Es decir, entre 19 comensales que hubo esa noche, uno solo fumaba.
5 “Equilibrio formal-informal en el servicio de salaâ€
Lamentando ante todo que el Sr. redondo se llevara esa impresión, no nos queda más que decir que reconociendo nuestro error y su derecho a sentirse todo lo mal que puede provocar una situación asÃ, se le ofreció prepararle otra mesa e invitarlo al vino y al postre. Tras consultarlo con su acompañante, lo que confirma el ofrecimiento hecho por nuestra parte, que decidieron no aceptar tras todas las explicaciones dadas y el reconocimiento del error por nuestra parte. De nuestro comportamiento hay testigos que lo corroboran.
6. “Cocina elaborada Presentación de los platosâ€
El propio Sr. Redondo reconoce no haber degustado nunca nuestra cocina, a lo que reiteramos nuestra invitación.
SOBRE SU EXPERIENCIA PERSONAL
Es cierto que la entrada fue como la cuenta en su texto. En ningún caso nos referimos a su persona, ni en intención ni en trato como él mismo se califica. Simplemente, lamentando el desagradable error por nuestra parte y dándole la razón en cuanto decÃa, le mostramos el libro de reserva donde no aparecÃa su reserva y sà la de la pareja que acababa de llegar también de la ópera y como ellos querÃan nuestro menú degustación. Dada la total coincidencia, los llevé a su mesa creyendo innecesario verificar el nombre en el libro de reservas. Uno de nuestros errores cometidos.
El paso siguiente fue ofrecerle la mesa 4, que no es una mesa auxiliar sino habitual de dos comensales y en ningún caso se le ofreció un chupito como cortesÃa sino que no tenÃa facultad para invitarlo a la cena completa pero si a un vino y al postre. Como maitre era lo que podÃa ofrecerle en el momento, al sentarlo, en pleno servicio de una mesa de 15 comensales y otra de 2, más la pareja nueva llegando. Todo era cuestión de cambiarse tras las disculpas correspondientes por nuestra parte y el reconocimiento de nuestro error.
Tampoco le di una dirección de mail falsa, y como no me la sabÃa de memoria, la corroboré en cocina, por lo que si hubiera algún error serÃa al escribirla, junto a mi nombre, por cierto, para tratar de entender donde estaba nuestro error y además poderle contestar y tratar de corregirlo en la medida de lo posible siempre y cuando su disposición lo permita.
Los hechos que dieron lugar a esta situación ocurrieron el sábado último, 20 de junio. Cerramos domingos tarde y lunes completo. Hoy martes, cuando se inicia la semana para nuestro restaurante, y habiendo leÃdo sus reiterados mail, le contestamos con toda la sinceridad y el respeto que se merece.
EQUIPO DEL RESTAURANTE LA GASTROTECA DE SANTIAGO
Att. Equipo de Gastroteca de Santiago.
Acuso recibo de su escrito por el que reconocen su error y me ofrecen sus disculpas. Gustosamente me ofrezco a publicarlo en mi blog a continuación de mi crÃtica salvo que ustedes dispongan lo contrario.
Sà que hay un tema en el que aún no estamos de acuerdo, quizá no he sabido explicarme suficientemente, por lo que me gustarÃa dejar meridianamente claro:
EN NINGUN CASO ESTOY DISCUTIENDO SOBRE LA MAYOR O MENOR IDONEIDAD DE LA MESA ASIGNADA.
1.- Yo sà tenÃa reserva.
2.- Yo llegué puntualmente a la hora convenida.
3.- Yo me senté en la mesa que el maitre me asignó.
(Hasta aquà creo que estamos de acuerdo)
4.- No hubo reconocimiento del error por su parte, antes al contrario en TODO momento se sugirió que el culpable del equÃvoco era yo.
Tan sólo le trasmito una duda antes de dejar zanjado el tema por mi parte:
¿Por qué no acomodaron a la pareja que llegó posteriormente en la mesa libre sino que me conminaron a cederles en la que yo estaba sentado?
Si como sostienen ustedes, la mesa que quedaba libre no era auxiliar, más pequeña y tan inadecuada para dos comensales como el taburete junto a la cocina de Peter Sellers en la pelÃcula “El Gran Guatequeâ€, podrÃan habersela preparado perfectamente para las personas que habÃan llegado en último lugar.
Me parece una falta de respeto tremenda obligar a levantarse de su mesa a un comensal para cederle el sitio a otro. Esto es algo que jamás me habÃa sucedido, ni en los restaurantes más modestos, y que jamás pensé que pudiese pasar en un local de cierta categorÃa como pretende ser el suyo. El único motivo que se me ocurre para que me ordenen levantarme de la mesa es que se prenda fuego el restaurante.
No entro en valorar si a cambio de OBLIGARME a ceder mi sitio me ofrecieron una copa de vino, siete o barra libre del borgoña Coté d?Or mas selecto de su bodega. Me es totalmente indiferente.
Dejemos claro entonces que, teniendo reserva y estando ya sentado, no existÃa en ningún caso razón alguna para que me OBLIGASEN a levantarme y ceder mi mesa a nadie bajo ningún concepto. Que este hecho me pareció intolerable y que esta fue la razón por la que decidà abandonar su restaurante.
Por supuesto son ustedes perfectamente dueños de llevar su restaurante como gusten, admitir grupos grandes o pequeños, doblar mesas o no hacerlo y permitir o prohibir fumar.
Dos últimas consideraciones, mi estupefacción sobre el hecho de que el maitre del restaurante sea incapaz de recordar la dirección de mail de su local y tras consultarlo con el resto del equipo me de uno incorrecto (termino quizá más adecuado que falso). Esto, junto al hecho de que “olviden†recoger las reservas hechas vÃa mail, me parecen temas que rebajan el servicio que un restaurante, cuyo menú asciende a 80 euros por comensal, estarÃa obligado a ofrecer.
Reiterarles mi deseo de publicar sus puntualizaciones, por mi parte doy por zanjado el tema salvo que quieran matizar, responder o puntualizar algo.
Saludos
fjredondo.