Hamman de Cemberlitas: En qué consiste un baño turco

A pesar de que intuyo que la cultura del Hamman como centro social donde los turcos se relajan, e incluso hacen algo de vida social, está desapareciendo entre los habitantes de Estambul, no quise dejar pasar la oportunidad durante mi visita a esta ciudad para disfrutar la experiencia de darme uno de los famosos baños turcos. Casi todos los hoteles ofrecen visitas programadas a algún Hamman y esta es la opción más sencilla para los que no quieran complicarse la vida, pero sí desean probar esta mezcla de sauna y masaje que es el baño turco. En mi caso aproveché las horas finales de mi estancia en Estambul para visitar por mi cuenta uno de los más afamados, el de Cemberlitas.

El Baño de Cemberlitas es uno de los más limpios y mejor conservados de los Hamman recomendados en Estambul. Su localización y el hecho de que casi todo su personal hable al menos inglés le han hecho muy popular entre los turistas.

 

SITUACION.-

Se encuentra junto a la Plaza Cemberlitas con vistas sobre la “Columna Quemada” la cual da nombre a su plaza. Situado a unos 500 metros de la plaza de Soleyman en la que se encuentran la mezquita azul y la de Santa Sofía y a menos de 100 metros del Gran Bazar.

BREVE HISTORIA.DE LOS HAMMAN.-

Los Turcos eran un pueblo nómada que se instaló en la provincia de Asia menor del imperio Romano (Anatolia). Una de estas costumbres que adquirieron los turcos de los romanos fue la de los baños y el baño romano entró en la vida cotidiana turca. El tema del baño se olvidó totalmente en Europa, pero los turcos conservaron la costumbre hasta hoy en día, con el nombre de “baño turco”.

La versión de los baños romanos en el mundo Otomano Turco es el llamado “Hammam”. Hammam en hebreo quiere decir “estar caliente”, Hamma en árabe significa “calentar”. La palabra Hammam también significa “el lugar que calienta”. Los Hammam se parecen a los baños romanos en la estructura, y también en su función social y cultural. En la época del Imperio Otomano (S. XIII-XX) en Anatolia y en Estambul se construyeron cientos de Hammam. Como los baños romanos, los Hammam decoran su interior con mármol. Se prefiere el mármol porque puede mantener el calor durante mucho tiempo.

BREVE HISTORIA DEL HAMMAN DE CEMBERLITAS.-

Este baño turco fue encargado en 1584 por Nurbanu Sultan, madre del Sultan Murat III, para recaudar fondos para financiar un complejo de edificios de caridad (compuesto de escuelas, una mezquita, asilo para enfermos mentales, hospital, cocina económica ). El exquisito edificio fue creado por el Mimar Sinam, el arquitecto que diseñó los ejemplos mas sobresalientes de la arquitectura Otomana.

El Hamam de Cemberlitas fue planeado como baño doble que consistía en dos instalaciones idénticas, una para hombres y otra para mujeres con entradas independientes. Actualmente la entrada es común para ambos sexos, pero se mantiene la separación de los edificios en el interior.

Para un mayor detalle de la historia de este Hamman podéis acudir a su página web, ahora bien, a poco que os defendáis en inglés utilizad la web en este idioma ya que la versión española se ha limitado a pasarla por un traductor automático que la ha dejado prácticamente ininteligible.

EN QUE CONSISTE UN BAÑO TURCO (MI EXPERIENCIA).-

A la entrada del Hamman hay una pequeña recepción donde os informarán de precios y servicios (baño turco, baño turco con masaje…). Cuando yo estuve la recepcionista era de origen británico y se manejaba con soltura en varios idiomas, entre ellos el castellano. Por supuesto admiten el pago con tarjetas de crédito.

A continuación hay una pequeña sala de espera donde podéis relajaros tomando un té a la salida, muy útil para esperar a vuestra pareja porque os recuerdo que las salas de hombres y las de mujeres están separadas.

Después de guardar vuestras cosas personales en las cabinas, cuya llave podéis engancharos a la muñeca con una cinta, os entregarán un “pestemal” (toalla para taparos) y unas “nalin” (chanclas de madera) para entrar en la parte caliente (cuando hay mucha gente es posible que sustituyan estas por unas zapatillas de plástico). Las toallas están limpias aunque curtidas en mil baños, tampoco son demasiado grandes por lo que tapan lo justo y cuando se mojan, ni eso. Si queréis, podéis llevar vuestra propia toalla, pero os lo desaconsejo porque hacen falta al menos dos toallas una para el baño (que acaba totalmente empapada) y otra para secarse a la salida.

Bueno ya estamos desnudos, cubiertos con una pequeña toalla y con unas chanclas de madera.

Una vez pasada la puerta de entrada al hammam, encontraréis un hall con zonas para sentarse y pilas de agua, a la izquierda una zona de duchas, y a la derecha una zona fría y cerrada donde se dan los masajes. Frente a todo esto, una puerta que da paso a la sala de vapor del hamam. La sala de vapor es circular y enorme, con el techo abovedado perforado con pequeños agujeros que permiten el paso de la luz y con una gran base de mármol caliente que sirve para tumbarse y relajarse. En los laterales hay varias pilas con grifos de agua caliente y fría (“kurna”), y junto a ellas cuencos metálicos para poder echarte el agua por encima y refrescarte.

El procedimiento normal es mojarse un poco con el agua fría y tumbarse a relajarse sobre la piedra de mármol. Cuando os agobiéis, remojaros con el agua fría de las piletas y volver a tumbaros.

Al ir en pareja y estar el hamman separado por sexos, yo me encontré en la sala de vapor solo, tumbado en la piedra de mármol, cubierto por una toalla que, una vez húmeda, tapaba más bien poco y despistado. En esto entró un personaje que si te cruzaras con él por la calle, dirías “ese tío es turco fijo”, igual de alto que de ancho y con un enorme mostacho. Se trataba del “tellak”, el masajista que procede a hacerte el lavado y el peeling (“kese”).

Así como la recepcionista se manejaba en un buen numero de idiomas, el “tellak” se maneja en turco y media docena de palabras en inglés (“you”, “massage”, “now”… ).

Es el momento de encomendarse al buen arte del “tellak” para lo cual te sientas al borde de la gran piedra de marmol y te dejas enjabonar y frotar con un guante rugoso por todo el cuerpo que elimina las células muertas y alguna que otra viva. No penséis que se trata de un jabón especial o perfumado, se trata de una pastilla de jabón de lo más corriente. Una vez enjabonado te lanzan un chorro de agua para quitarte la espuma y comienza una mezcla entre masaje y pequeña paliza mientras el “tellak” compara su musculatura con la tuya y golpeandose el pecho dice algo parecido a “I´m turkish … You are not turkish…” (Que podríamos traducir como “Yo soy turco y tu eres un guiri escuchimizado”). Por supuesto no es el momento para llevarle la contraria. Luego te enjabonan la cabeza y la cara como cuando eras pequeño con la misma pastilla de jabón dejandote el pelo algo estropajoso y por último, el masaje final.

Una vez concluido el ritual puedes tumbarte sobre el mármol durante el tiempo que quieras y descansar. Cuando decides salir de allí, te quitan la toalla que llevas mojada y te dan una seca para el cuerpo, y otra caliente para la cabeza. A la salida encontraréis un cuenco para dejar propinas, aunque no es obligatorio.

En definitiva una experiencia la mar de relajante. Después de todo ¿qué puede haber más relajante que estar completamente sólo y con cara de despistado, medio en pelotas, en un baño de Estambul y ver un tipo enorme de poblado mostacho cubierto con una exigua toalla acercarse a ti golpeandose el pecho y diciéndote “I´m Turkish, you, massage now” ?