Tapas. Puede que para muchos extranjeros sea la única palabra que conocen en español y, claro está, que todos los que aterrizan en Madrid quieren probarlas.
El problema es que los restauradores lo saben y hay muchos locales decorados para atraer a los turistas, pero que ofrecen unas tapas infames y donde esperan encontrar esos pequeños y sabrosos platillos acompañados de una cerveza bien fresca y una alegre conversación se topan con comida congelada recalentada en un microondas.
En fin, seáis turistas de paso o recién llegados a Madrid, aquà va una selección de las diez tapas que deberÃais probar para conocer la capital y diez sitios donde degustarlas con garantÃa como si fueseis un madrileño de pura cepa.
Bacalao
Casa Labra. Calle de Tetuán 12
Casa Labra es una centenaria taberna de techos altos y barra de mármol que siempre está abarrotada de gente. Parte de su prestigio le viene por haberse fundado aquà el PSOE y la fama por su bacalao. Situado junto a la Puerta del Sol, es un sitio idóneo para el aperitivo. Siempre que voy me pido los clásicos: una croqueta de bacalao, una tajada de bacalao (es su especialidad) y una caña, el pack sale por unos 6€. Tienen unas pocas mesas fuera, pero conseguir una es tener mucha suerte. El servicio es bastante antipático y el sitio incómodo y pequeño, pero un imprescindible. Una alternativa para tomar bacalao es Casa Revuelta en Puerta Cerrada.
Bravas
Las Bravas. Callejón de Ãlvarez Gato, 3.
De los miles de sitios en los que puedes tomar esta tapa, el más clásico de la capital es éste, no porque sean las mejores sino porque tiene a gala ser los creadores de la salsa brava y asà lo lucen orgullosos con los carteles de la patente en sus paredes. Completan la oferta con oreja a la plancha, tortillas de patatas y pinchos morunos, todos regados con la salsa especialidad de la casa. Los espejos cóncavos y convexos de su entrada inspiraron a Ramón MarÃa del Valle-Inclán la figura del esperpento en su obra “Luces de Bohemia†(1924). Una alternativa con mucha fama y prestigio es Docamar en la calle Alcalá 337.
Bocadillo de Calamares
La Campana. Calle Botoneras, 6
A pesar de lo que dijo Ana Botella, nunca verás un madrileño tomando “relaxing café con leche in Plaza Mayorâ€, pero sà que los verás degustando un bocadillo de calamares. Visitar Madrid y no comerse un bocadillo de calamares en los alrededores de la Plaza Mayor mejor, es como ir a Alemania y no tomar salchichas o irte de DublÃn sin probar una pinta de Guinness. Hay decenas de bares alrededor de la Plaza Mayor donde tomar bocadillos de calamares, pero mis favoritos son los de “La Campanaâ€. No esperéis comodidades, ni limpieza, ni diseño, ni elegancia, pero pocos madrileños no han pasado en alguna ocasión por este local. La alternativa mÃtica para probar un bocata de calamares es El Brillante situado cerca de la estación de Atocha en la Glorieta de Carlos V.
Caracoles
Casa Amadeo. Plaza de Cascorro, 18
El hambre que debÃa tener el primero que se le ocurrió comer caracoles sólo es superada por la que tenÃa el primero que comió un percebe. Personalmente no es una tapa que me entusiasme, pero la salsa en la que los guisan me encanta.
El bar Casa Amadeo – Los Caracoles es uno de los clásicos del Rastro de Madrid, el mercado callejero que hay en la capital los domingos y festivos.
Este local está en plena plaza de Cascorro, fue fundado en el año 1942 y su especialidad son los caracoles cocidos en el caldo especial de la casa. Las tapas son abundantes y como consecuencia siempre está abarrotado: sobre todo los domingos, dÃa de Rastro. Sus famosos caracoles también se pueden pedir para llevar (medio kilo 10 euros, un kilo 19). Una alternativa es la centenaria Taberna Antonio Sánchez en la calle del Mesón de Paredes, 13 junto a Chueca.
Tortilla de patatas
Bodega de La Ardosa, Colón 13.
Hace más de cien años, Rafael Fernández Bagena fundó la famosa Bodega La Ardosa de Madrid, recogió su testigo Gregorio Monje en el año 1970 quien junto a su mujer y sus hijos han llevado a esta taberna al lugar de prestigio que le corresponde. La Ardosa se ha convertido a lo largo de los años en toda una institución en Madrid, un bar muy castizo de decoración clásica con barriles, fotos antiguas y estantes de botellas de vinos y licores entre telarañas. Su plato estrella es su tortilla de patatas, que se hace continuamente y es un reclamo para todos los clientes. Aquà probé la Guinness por primera vez y es que aquà tiran la cerveza como nadie. Una alternativa es la original tortilla de cebolla caramelizada de Juana la Loca en Puerta de Moros, junto a la Cava Baja.
Oreja
La Oreja de Oro. Calle Victoria, 9.
Prueba de que del cerdo se aprovecha todo es la popularidad de esta tapa, la oreja. Esta castiza taberna, decorada al estilo taurino con fotos de corridas y una enorme cabeza de toro, lleva abierta desde 1942. AquÃ, los clientes se acercan para degustar la especialidad de la casa: la oreja a la plancha con aliño de aceite, ajo y perejil o con salsa brava. Incómodo, sin sitio para sentarse y con olor a fritanga aunque hicieron una reforma hace unos años y ya no tiene tanta “soleraâ€. Una alternativa junto al Puente de Toledo es La Casa de los Minutejos en la calle Tomás Meabe que toma su nombre del viejo chiste: ¿Qué es una oreja? Pues sesenta minutejos.
Gambas a la plancha
La Casa del Abuelo. Victoria, 12.
Local centenario que ha conocido tres generaciones y en la que se despachan cientos de kilos de gambas a la semana: a la plancha o cocidas, al ajillo, en gabardina, en brocheta con salsa picante… De beber, vino ‘del abuelo’, un vino dulce que es el otro producto estrella. Tiene su encanto, pero ojo, tapear aquà no sale barato. Además sufre un tanto de “crÃa fama y échate a dormirâ€, pero merece una visita. Una alternativa es acudir a cualquiera de los locales de la cadena La Giralda, con cuatro sucursales en Madrid.
Rabo de Toro
Casa Toribio. Cardenal Belluga, 14
Quizá no sea el mejor, pero el hecho de estar muy cerca de la plaza de toros de Las Ventas y tener la exclusiva de todos los toros que se lidian en este coso lo hace una visita imprescindible. La barra es muy pequeña, pero está abierta hasta la madrugada. El rabo se macera en vino y cuece 4 horas con champiñón, pimiento, zanahorias y guisantes frescos. Carillo, pero con la garantÃa de un buen producto. La alternativa es el segundo restaurante más antiguo de Madrid (tras BotÃn), Casa Pedro en la calle Antonio Molina, un local que data de 1702.
Callos
Casa Alberto. Calle Huertas, 18
Uno de los platos tÃpicos de Madrid son los callos a pesar que no es manjar que agrade a todo el mundo, ya que es un plato elaborado con tripas de vaca. Unos buenos callos deben partir de una impecable limpieza de sus componentes, asà como de la elección del mejor chorizo (picante, a poder ser), de la mejor morcilla (siempre ahumada), del mejor tocino y, cómo no, del mejor pimentón (uno de los secretos del plato).
En la calle de las Huertas, en pleno corazón del barrio de Las Letras, se encuentra esta histórica taberna centenaria. Muy conocida por sus tertulias literarias en la primera mitad del pasado siglo, no muchos saben que allà se preparan unos de los mejores callos de la capital. con una de las salsas más sabrosas que podamos encontrar, imposible no mojar el pan en ella. La alternativa otro de los locales centenarios de Madrid, Casa Paco en Puerta Cerrada.
Croquetas
Casa Julio. Calle de la madera, 37
El mundo de la croqueta atraviesa momentos de auténtico fervor, lejos de los tiempos en que era una forma de dar salida a las sobras del dÃa anterior. Un buen relleno, una bechamel suave y muy cremosa y un rebozado ligero y crujiente son las claves del éxito. Cada persona tiene sus favoritas, incluidas las que hacen sus madres o abuelas, y además la oferta es amplÃsima.
Dicen que las mejores croquetas de Madrid se sirven en Casa Julio. Por su estrecha barra han pasado ilustres personalidades, desde Saramago hasta U2. Fueron precisamente estos últimos los que popularizaron esta taberna en todo el mundo cuando decidieron grabar una sesión fotográfica en este local (y zamparse unas croquetas ya que estaban por allÃ). Las mejores son las más clásicas, las de jamón aunque también las hay de morcilla con membrillo, de puerros y setas, de picadillo, espinacas con gorgonzola… Ojo, el local es muy, muy pequeño y los fines de semana está hasta la bandera. Una alternativa en versión “cocina creativa†es la GastrocroqueterÃa de la calle Barco a un paso de la Gran VÃa y con un original repertorio entre las que se encuentran la de pato con foie, las de pisto, las de guacamole y jalapeños, …
Espero os sea útil esta pequeña guÃa, de vosotros, de vuestras lecturas y comentarios depende que tenga continuidad con una segunda parte.
Gracias por tu articulo.
100% de acuerdo en la mitad de los sitios que mencionas, la otra mitad tendre que visitarlos porque seguro que también son un acierto.
Gracias por el comentario, Mikel. Cuando los pruebes nos cuentas qué te han parecido.