Posiblemente no sea el monumento más destacable de Madrid, pero sí que me parece una pena el lamentable estado de conservación que presenta el Viaducto de la calle Segovia desde hace ya unos cuantos años.
El hormigón de sus pilares se encuentra descascarillado y presenta abundantes grietas. Los preciosos jardines de sus bases se encuentran abandonados y son utilizados por indigentes para pernoctar. Colchones viejos y basura se acumulan allí y el olor a orín es bastante desagradable.
El Viaducto salva un desnivel de 23 m, en su altura máxima. Está construido en hormigón armado pulido, si bien la base de los pilares aparece recubierta con sillares de granito. Se trata de una obra más práctica que artística, formada por tres bóvedas de 35 m de luz y cuatro nervios.
El Viaducto de la calle Segovia de Madrid fue construido durante la segunda República, en los años 1930, para sustituir al viejo puente de hierro y madera construido en 1874. La finalidad del viaducto es la prolongación de la calle de Bailén, uniendo los conjuntos monumentales del Palacio Real y de la Basílica de San Francisco el Grande situada en su parte superior y salvando el desnivel de la calle de Segovia, que discurre perpendicularmente a sus pies.
Ya entre 1977 y 1978, se planteó la posibilidad de derruirlo y sustituirlo por uno más moderno; finalmente se optó por restaurarlo y mantenerlo.
En octubre de 1998, el Ayuntamiento de Madrid instaló diferentes pantallas transparentes de seguridad junto a las barandillas del viaducto, con el fin de evitar los saltos de los suicidas madrileños, que tomaron al viaducto como el lugar preferido para abandonar este triste mundo, según su pesimista visión de la vida. Se perdió un balcón con excelentes vistas a la Casa de Campo y al barrio del Alto Extremadura, pero el invento funcionó y desde entonces no ha habido más muertes por arrojarse desde este punto salvo el accidente de un especialista de cine que midió mal el tamaño de la cuerda de seguridad.
Por favor, una manita de pintura al Viaducto de la calle Segovia, ya!
Nota: para bien o para mal todas las fotos son mías (con excepción de la tomada de la hemeroteca del ABC).
Desde luego, parece mentira que se gaste tanto dinero en algunas cosas y luego haya lugares como el viaducto que estén hechos un asco… Lo de las pantallas transparentes a mí me mató (figuradamente, claro) cuando lo vi. Me parece horroroso, a pesar de que desde entonces no haya habido más muertes…