by Si tomamos un mapa de Europa veremos una pequeña península con forma de triángulo que cuelga del extremo noroeste de Italia y que, casi perfectamente, marca el centro del continente (excluyendo Rusia). Este triángulo de apenas 3.000 km2 y poco más de 200.000 habitantes llamado Istria es un gran desconocido para el turista español si bien es muy popular entre los turistas austriacos, eslovenos, italianos y alemanes desde hace más de 100 años. Para ellos es fácil la llegada en coche puesto que usando la vasta red de autopistas centroeuropeas consiguen ponerse aquí en 3 ó 4 horas.
Istria ha sido tierra que ha cambiado de manos constantemente en los últimos siglos. Su historia difiere bastante de la del resto del país al que actualmente pertenece, Croacia.
La Serenissima Venecia la ocupó durante 4 siglos, estableciendo bases marítimas que aseguraban su comercio. Después sufrió la ocupación napoleónica para pasar a manos austro-húngaras hasta comienzos del siglo XX. Fue territorio italiano, yugoslavo y croata desde entonces. Hay hogares donde cada generación ha vivido bajo un régimen diferente: el bisabuelo era austriaco, el abuelo italiano, el padre yugoslavo y el hijo croata. Esta historia ha dejado un rasgo que a los españoles nos beneficia y es el bilingüismo croata-italiano de un gran porcentaje de población que se usa en la vida diaria de forma natural y sin los problemas con los que a los españoles nos gusta adornar este hecho cuando sucede en nuestras regiones. De hecho la Comunidad Italiana en Croacia y Eslovenia es muy activa tanto cultural como políticamente. Por tanto nos podemos comunicar sin ningún problema si ponemos algo de nuestra parte. Aparte otro gran porcentaje habla un alto nivel de inglés y/o alemán.
Algo que, sobretodo a los castellanos, nos choca es la posibilidad de cruzar varias fronteras en menos de una hora de conducción. Es muy normal ir de compras a Italia, de copas a Eslovenia o a esquiar a Austria. De hecho un ente regional supra-nacional (Euroregione) va tomando forma cada vez con más fuerza englobando a la Istria croata, la Istria Eslovena, el Friuli italiano y la Carintia austriaca. Curioso esta faceta integradora cuando hace poco predominaba la disgregadora en todos estos países.
El pueblo de Umag puede considerarse una base ideal para explorar los alrededores. Es la primera villa que uno encuentra cuando cruza la frontera croato-eslovena cercana a Koper (Capodistria), única salida al mar de Eslovenia. La mejor manera de llegar es tomar cualquier vuelo (Iberia, Vueling, Spanair, Air Europa, Ryanair a Treviso, etc) que conecta las ciudades españolas con Venecia y allí alquilar un coche. Son poco más de dos horas de viaje cuyo itinerario y recomendaciones adjuntaré a este documento.
Algunos de mis amigos también han venido conduciendo desde Barcelona atravesando la Costa Azul (hay que hacer al menos una noche en el trayecto, yo recomiendo hacerla en Eze, cerca de Mónaco a la ida y en Verona a la vuelta) e incluso desde Madrid han llegado al puerto de Barcelona donde han tomado un barco a Génova para venir atravesando la Emilia-Romagna italiana y volver desde Livorno visitando Toscana.
No faltan buenos alojamientos en la zona ya sean en la forma de hoteles de entre 5 y 2 estrellas, apartamentos de 4 a 2 estrellas e incluso campings todos los anteriores gestionados por la cadena hotelera española Sol Meliá en cuya web se pueden realizar las reservas.
Y ¿qué se puede hacer en Istria? Principalmente comer, beber, deleitar la vista y descansar. La gastronomía es riquísima, de clara influencia italiana y mediterránea, basada en productos del mar y del campo circundante. El marisco es abundante y aún a buen precio, el pescado especialmente el lenguado en noviembre sabrosísimo, los espárragos en abril y las trufas en septiembre excelsas. Istria es una de las principales zonas productoras de trufas a nivel mundial. El aceite de oliva que ofrecen como aperitivo para untar en el pan es fantástico. Las pastas caseras (fusi y plucanci), los risottos, las menestras, la carne del buey Boskarin, las setas, los vinos tintos de la variedad Teran y los blancos malvasías, incluso los de postre denominados Muscat son experiencias que vividas en las típicas Konobas (tabernas o mesones) no os dejarán indiferentes.
La mejor época para visitar la zona es mayo-junio y finales de septiembre. Hay que evitar desde el 15 de julio al 15 de septiembre ya que todo se llena, los precios suben y las calidades bajan. El único motivo para visitar Umag en verano sería para asistir al Open de Croacia de tenis que se celebra durante la última semana de julio.
En mi próxima entrega os pasaré unas recomendaciones para visitas de 4, 7, 10 y 14 días para que disfrúteis de la comentada pitanza y de paisajes bucólicos donde tendréis que tener cuidado de no pisar gnomos y otras criaturas del bosque que encuentran en los alrededores su hábitat perfecto y de no perderos unas puestas de sol sublimes.
No me sabía la historia tan accidentada de esta zona de la actual Croacia. Y por lo que cuentas, no son precisamente pocas cosas las que se pueden hacer por allí…
Gracias Luis por esta primera entrega dandonos a conocer esta parte de Croacia tan desconocida para los turistas españoles. Reconozco que cuando nos contaste donde ibas tuve que buscarlo en un mapa porque no había oido nunca hablar de ella. Esperamos próximas entregas.
Fenomenal, esto está camino de convertirse en una super guía en toda regla!!!!!! Y yo sé de una (la que suscribe) que va a hacer uso de todas las recomendaciones que vayáis publicando, porque Croacia (Istria incluida) es uno de mis destinos pendientes.